Red Nacional de Deudores Alimentarios.
Las mujeres que participamos a nivel nacional para evidenciar a los hombres que no cumplen con su obligación alimentaria, denunciamos que detrás de todas estas historias se esconden años de VIOLENCIA ECONOMICA, EMOCIONAL, MATERIAL E INSTITUCIONAL. Tanto a las mujeres como a las infancias que nosotros representamos.
Hombres que se niegan a reconocer su paternidad, dejando infancias en abandono incluso antes de nacer, así como la negativa de proporcionar los recursos necesarios para la manutención de las infancias que estos hombres han procreado.
Hombres que engañaron a sus parejas y antes de abandonarlas algunos de estos hombres según los reportes de las víctimas las estafaron, les robaron dinero, las despojaron de sus pertenencias, o propiedades, o mantuvieron retenidas pertenencias de sus propios hijos, otros dejaron a sus parejas con deudas contraídas cuando vivían en el mismo techo y que ellos al abandonar el hogar dejan a sus parejas solas con la responsabilidad de la manutención de las infancias, así como de liquidar las deudas contraídas.
Mientras estas historias eran privadas y las mujeres asumían solas la responsabilidad nadie se ofendía, nadie se molestaba por que las mujeres y las infancias padeciéramos este tipo de violencia por parte de las personas a quienes alguna vez se les dio nuestra confianza, personas con las que compartimos un hogar, sin embargo, cuando se comenzaron a evidenciar las historias de diferentes víctimas; tanto los deudores como sus familiares argumentan que nosotras “difundimos odio”.
Por años las mujeres hemos asumido solas la responsabilidad y los gastos que implican desde el embarazo, parto y posparto, así como los cuidados, la crianza y la manutención de las infancias.
Hombres que sin ninguna consideración o remordimiento alguno se deslindaron totalmente de sus hijos cuando algunos incluso aún no habían nacido, otros que aún con reconocimiento de paternidad desaparecieron y no cumplen con la obligación alimentaria que tienen con sus hijos, otros que con todo y sentencias judiciales de igual forma se niegan a cumplir, sólo por que NO QUIEREN.
Estamos en este movimiento como último recurso de dignificar a las infancias y mostrar a la sociedad estas conductas irresponsables que violentan a las mujeres y las infancias; por que antes de llegar aquí, todas buscamos la manera de dialogar de forma directa con nuestras parejas, sin embargo, ellos simplemente no quieren hacerse responsables, siempre dando pretextos; hemos intentado de igual forma la vía legal, la cual es lenta, burocrática y sigue favoreciendo que los hombres tengan cualquier excusa para no cumplir.
El sistema de justicia nacional no imparte justicia, tampoco es pronta ni expedita, las que estamos aquí llevamos procesos legales en busca de justicia desde hace 6, 10, o hasta 20 años sin que se haya logrado realmente que los hombres cumplan con la obligación alimentaria que le deben a las infancias.
Estamos haciendo lo que las instituciones no hacen, ponemos en alerta a otras mujeres para que tomen las precauciones necesarias antes de involucrarse con algún hombre, para que identifiquen si éstos tienen reportes de violencia familiar, como agresores sexuales o como deudores alimentarios.
Todos los hombres que aquí se exponen son delincuentes, violentan a las mujeres y a las infancias que representamos. Todos estos hombres tienen una deuda económica y moral, tanto con las infancias como con la sociedad porque estas infancias serán las y los ciudadanos de mañana.
Nosotras seguiremos recordando sus caras con nombre y apellido en tanto ellos se sigan negando a cumplir con las responsabilidades que les corresponde, aunque ellos y sus familias traten de desacreditar el movimiento argumentando que nosotras difundimos odio.